¿Con qué compañía aérea vuelo?
Compartir o no el espacio y localización en una terminal aeroportuaria afecta en gran medida a las compañías aéreas y a la venta de sus billetes. Ésta es una de las principales conclusiones de una investigación llevada a cabo por dos profesoras del Departamento de Análisis Aplicado de la ULPGC
Las profesoras Ofelia Betancor y Maria del Pilar Socorro han analizado en una investigación reciente las consecuencias de que en un mismo aeropuerto las distintas compañías aéreas compartan un mismo espacio, en una única terminal, o estén ubicadas en distintas terminales.
Este trabajo nace enmarcado dentro de un proyecto financiado por la Comisión Europea, denominado ‘DIFFERENT’ en el que participa un consorcio de universidades europeas que estudian la tarificación en distintos modos de transporte. “En este proyecto, el estudio del transporte aéreo lo hemos liderado desde la ULPGC, en el Grupo de Investigación de Economía de las Infraestructuras y del Transporte, y dentro de este estudio se incluye el trabajo realizado por la profesora Ofelia Betancor y por mi”, señala Pilar Socorro.
La motivación inicial de este trabajo surgió a raíz de la puesta en marcha de la nueva terminal de Madrid-Barajas, la famosa T4, en donde AENA asignó a una única compañía, Iberia, este nuevo espacio, y concentró en las restantes terminales al grueso del resto de compañías aéreas. “Este punto de partida nos sirvió para plantearnos si era conveniente, desde la perspectiva del bienestar social, esta diferenciación de localizaciones, o si, por el contrario, fomentaba una mayor competencia entre aerolíneas que estuvieran todas ubicadas en una misma terminal”, explica la profesora Pilar Socorro.
El análisis del bienestar social, desde el punto de vista económico, se traduce en identificar si una actuación o hecho resulta positivo o negativo para consumidores y empresas. Para el caso concreto de estudiar la conveniencia o no de ubicar las aerolíneas en un mismo espacio del aeropuerto, el grupo de investigación de la ULPGC elaboró un modelo teórico que ofrecía datos precisos sobre los pros y contras de una y otra opción. “El resultado demostró que es positivo que las distintas aerolíneas se encuentren ubicadas en una misma terminal, desde el punto de vista del bienestar social”, destaca Pilar Socorro. “No sólo desde el punto de vista del interés económico de la propia compañía aérea, sino porque ofrece más posibilidades y alternativas de vuelos a los usuarios”.
En el caso de la T4 de Madrid, el Grupo de Investigación de la ULPGC accedió a una encuesta de AENA a los pasajeros en donde se confirmaba esta teoría, en donde los datos demostraban que “el pasajero no es reticente a cambiar de aerolíneas para realizar diferentes conexiones aéreas en un mismo aeropuerto, pero si que lo es si se trata de cambiar de terminales, y sobre todo, si existen malas conexiones entre ellas”. Los vuelos con escalas en Madrid así lo demuestran: el pasajero prefiere continuar con la misma compañía antes que cambiar de terminal para acceder a otra línea aérea.
Esta decisión perjudica, por un lado, a las compañías, que no pueden ejercer una libre y sana competencia; y, por otro, a los pasajeros, que en muchos casos prefieren no acceder a ofertas de otras compañías porque supone cambiar de terminal en un aeropuerto para realizar una conexión aérea, lo que les genera más incomodidad y pérdida de tiempo.
En el caso del sistema de transporte aéreo en zonas geográficas aisladas, como es el caso de Canarias, la decisión arbitraria de un aeropuerto para escoger dónde localizar a las distintas compañías, puede generar negativas consecuencias en el consumidor.
