SAMI NAÏR. Politólogo y sociólogo

Entrevistamos a

30 Oct 2017

SAMI NAÏR. Politólogo y sociólogo

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“Las Universidades pueden tener un papel clave en el desarrollo, porque un factor importante es la formación”

 

“Las Universidades pueden tener un papel clave en el desarrollo, porque un factor importante es la formación”

 

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El politólogo, filósofo, sociólogo y catedrático francés Sami Naïr, clausuró recientemente en la ULPGC la XI Semana Universitaria para la Erradicación de la Pobreza, con una charla titulada ‘La política de austeridad como incentivo de la nueva pobreza: el caso europeo’, que tuvo lugar en el Aula de Piedra de la Sede Institucional.

 

1. Usted ha venido a clausurar la Semana de Erradicación de la Pobreza en la ULPGC. ¿Cuál ha sido el objeto de la charla que ha impartido a la comunidad universitaria?

Para mí es un honor clausurar esta semana sobre la pobreza, a la que he sido invitado. En mi conferencia he tratado de explicar la situación en la que estamos en Europa en cuanto a la pobreza y las razones por las que la Unión Europea, que es el continente más rico del planeta, se encuentra ahora con un nivel de pobreza histórico y que nunca había experimentado con una virulencia tan alta y tan importante. Lo que he planteado es cómo se puede explicar una Unión Europea tan rica y un proceso de empobrecimiento que no para de subir, que cada vez es más importante y probablemente, que tendrá consecuencias políticas y culturales desastrosas. Y ya lo estamos viendo, con el auge de los extremismos en Europa después de la crisis económica, que ha supuesto una crisis social como consecuencia de ello, con más de cinco millones de parados en un país como España. Y ahora estamos en la fase de estallido del sistema político global europeo, con un auge de partidos extremistas en todos los países que han experimentado un nivel alto de paro y un nivel alto de pobreza y precariedad, y de exclusión de la juventud.

 

2. ¿Y este auge de extremismos era inevitable tras la crisis o había mecanismos para evitarlo y no se ha hecho?

Esta es la tercera tesis que he desarrollado en mi charla. Los extremismos no nacen porque la gente sea mala, sino que es el resultado de la política económica puesta en marcha por la UE y en especial por la Comisión de Bruselas a partir de los años 90 con el tratado de Maastricht, con la adopción del euro y con la política de austeridad puesta en marcha de manera mucho más radical en los años 2009 y 2010, bajo el impulso del eje franco alemán. En vez de poner en marcha una política contracíclica que se adapte a la crisis y que pueda cambiar los criterios de gestión de la economía para hacer frente a la crisis. Así, por el contario, hemos visto que Barack Obama sí puso en marcha una política contracíclica que tuvo mucho éxito. Mientras, los resultados de la política de austeridad de la UE han dado como resultado más de veinte millones de parados en Europa.

 

3. ¿El indicador más importante para determinar la pobreza de una región como Europa es el paro?

No, el paro no es el indicador más importante para determinar la pobreza. Hoy hay otros indicadores que nunca se analizan y que son muy, muy importantes. Según los criterios de la OCDE, uno es pobre cuando no supera el 60% del PIB europeo. Y esta pobreza se define de la manera siguiente: que no tiene empleo, tiene dificultades para encontrar empleo y, sobre todo, pierde la conciencia de poder encontrar un empleo y se alista a la ayuda permanente. Pero también hay otros procesos que determinan la pobreza. Por ejemplo, todos los países europeos salvo Noruega, Holanda, Alemania, Francia y Austria, tienen una tasa de endeudamiento público enorme. El endeudamiento es un parámetro fundamental para medir el empobrecimiento de una sociedad, porque implica una gestión mucho más austera del presupuesto, y esto significa que las políticas puestas en marcha producen la pobreza. Y de ahí resulta la desagregación de las capas medias, y una ‘desfeminización’ de varios sectores de la economía. Y esto es el resultado de una política de estabilidad. Por eso estamos pidiendo desde 2010 una política contracíclica, de relanzamiento económico, basada en la creación de un gran servicio público europeo, pero la Comisión Europea se niega, porque Alemania y los mercado no quieren.

 

4. Usted es un gran experto en políticas migratorias y defiende que la cooperación con terceros países debería basarse más en fomentar proyectos de desarrollo en los países más pobres. ¿Cree que las universidades pueden ser una herramienta útil en este objetivo?

La presidenta del Parlamento canario me ha hablado de un proyecto puesto en marcha en Gran canaria, que se está desarrollando en países como Senegal y Mauritania. Y me ha parecido muy interesante. Las Universidades pueden tener un papel clave, porque un factor importante en el desarrollo es la formación. Los países pobres necesitan la ayuda financiera para arrancar, pero eso no basta. De lo que necesitan realmente es de las fuerzas productivas e intelectuales para avanzar, es decir, de los profesores que pueden transmitir el know how para desarrollar el país. Esta política, que consiste en establecer relaciones entre universidades, yo la puse en marcha cuando fui delegado interministerial, y lo hice con varias universidades africanas. Así teníamos la posibilidad de acoger a estudiantes de esos países, formarlos en másteres y doctorados, con contratos de residencia renovables, y con la obligación, y esto es lo más importante, de volver a su país para prestar un servicio a su país, como mínimo de cinco años, y para devolver a su país la inversión que hizo en su educación.

 

5. Y no sólo formación… También las Universidades plantean infinidad de proyectos de investigación que pueden aplicarse en estos terceros países para promover su desarrollo…

Eso es fundamental. Pero si queremos implantar proyectos en estos países nos encontramos con el mismo problema de la formación de esa sociedad. Necesitan saber hacerlo. Porque la idea no es reemplazar, sino procurar que haya gente en el terreno capaz de gestionar su propio desarrollo. Por eso es necesario desarrollar una dialéctica de relación entre las universidades de estos países, y también saber dónde hacer hincapié para su desarrollo. Y el desarrollo sostenible es absolutamente fundamental, en la agricultura, en la industria, y en una política hidráulica común… La UE podría hacer muchos en estos aspectos para estos países de África, y no lo hace. Y el gran desafío es ayudar a este conteniente, porque este continente reta el sistema económico mundial con un crecimiento demográfico nunca experimentado en la historia, superando los 2.000 millones de habitantes en el año 2050. Con lo cual los flujos migratorios se van a desarrollar inevitablemente, porque la gente quiere vivir donde puede vivir bien.

 

6. ¿Ve interesante iniciativas como esta semana de erradicación de la pobreza que organiza la ULPGC, para sensibilizar a la comunidad universitaria?

Todo depende de cómo se organicen. Si se trata únicamente de reunir gente convencida para compartir experiencias y reorientar las políticas, inventar nuevos modelos de lucha contra la pobreza, me parece importante, pero no suficiente. Creo que si se trata de una semana, hay que abrirse también al exterior, hay que intentar asociar a la sociedad civil a esos encuentros, organizar debates con la ciudadanía, porque esto es lo más que importante. Hay que ampliar los márgenes de acción de esa gente ya comprometida con acciones sociales, y ofrecer información al resto de la sociedad sobre el empobrecimiento, ofrecer alternativas a estas situaciones, y que se sepan. Hay un crisol de esta sociedad que podemos utilizar para ampliar la ayuda, y todo el problema es saber cómo organizar un discurso que pueda sensibilizar a esa gente que tiene posibilidad de ayudar, y en eso, los que trabajan sobre la pobreza deben reflexionar.

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