¿EEES o ECTS?

28/03/2008

¿EEES o ECTS?

José Luis Quevedo García

Profesor del Departamento de Análisis Económico Aplicado

 

 

Seguro que identificamos ese barullo de siglas cuya visión nos genera al menos cierto bullicio mental. No es de extrañar, pues su presencia se deja notar. Vicerrectorados consagrados casi únicamente a ellas creados en la práctica totalidad de las universidades y múltiples organismos centrales y autonómicos de todo tipo y condición las incorporan, acompañadas de su correspondiente logotipo fashion design, a su imagen corporativa.

 

Y es que precisamente a la imagen quiero referirme. ¿No corremos el peligro de que a esta altura de la partida el proceso de adaptación al Espacio Europeo de Educación Superior se quede en un mero reflejo, a lo peor distorsionado, de lo que sus ambiciosos objetivos pretenden? No porque crea que el esfuerzo sea insuficiente sino más bien ineficiente ya que tal vez no se esté incidiendo sobre acciones necesarias.

 

Tengo la impresión de que a niveles de macro y mesogestión académica se ha hecho mucho trabajo. Esto es, a nivel de las autoridades académicas estatales y autonómicas y a nivel de rectorados, los gestores del proceso de cambio han avanzado razonablemente. Pero a niveles de la microgestión, es decir, al nivel de la gestión que el profesorado realiza a pie de aula y al nivel de los centros, el interés por lo que el EEES supone no ha calado lo suficiente. Esta es al menos la visión que tengo desde mi entorno cercano.

 

Sirva de test preguntarse si sabemos cómo adaptar nuestra asignatura de forma que el cambio le otorgue el mayor valor añadido posible; o cómo integrarla horizontal y verticalmente con otras asignaturas que forman parte de la misma titulación; o cómo generar materiales para los nuevos espacios docentes que derriban el actual monopolio de la clase magistral. Yendo más allá, inquiramos de qué forma repercute todo ello en la organización general de la docencia en el centro, o si contamos con la disponibilidad de espacios y horarios suficientes y adecuados para realizar las nuevas tareas. O si el perfil de nuestros alumnos no requiere también de una adaptación para afrontar con éxito un modelo que exige una mayor autogestión del aprendizaje. Y así se puede seguir hasta el infinito y más allá.

 

Se han impartido charlas y jornadas que básicamente reportaban información genérica, cuando no meramente administrativa sobre el EEES, en gran medida proveniente de fuentes pertenecientes al ámbito de la pedagogía. Necesario aunque insuficiente. Echo a faltar acciones más cercanas a las peculiaridades de la labor docente de cada profesor. Tiene carácter de urgente la generación de condiciones y entornos que motiven una disposición favorable al intercambio y discusión de nuestros puntos de vista al respecto; que se incentive decididamente la participación en foros de encuentro con compañeros de otros centros y universidades que sirvan para orientar el salto desde las grandes líneas de la macrogestión al detalle particular de la microgestión.

 

En definitiva, creo que el éxito de este proceso radica en la ósmosis inducida de la circulación en ambos sentidos: desde la macrogestión hacia la microgestión y viceversa. Pero lo cierto es que por ahora se circula en una única dirección. Me temo que podemos quedarnos en un European Credit Transfer System, ECTS, mera transformación de unidades de medida docente (créditos) en vez de alcanzar un verdadero EEES. Pero aún peor sería que quedase en aquello que tradujeron los alumnos de una web estudiantil con gran éxito por el ciberespacio. ECTS, igual a estudia, c●●●●n, tú solo. Los espacios responden a lo que el diccionario RAE define como aumentativo de la cabra, aunque otras acepciones del término serían perfectamente aplicables al caso.